9/14/2005

Desesperanza y Hambre... entre otras cosas.

Extiendo inconsciente las manos febriles en la noche cerrada buscando, no sé que...
y así, despacio, en el espacio de tu pensamiento, me encuentro.
Más solo percibo el barro de tu falaz asedio.
No hayan caricias mis manos en tu camino áspero y seco,
no encuentro ternura ni en tu piel, ni en tu aliento.
Solo percibo silencio e indiferencia, que entorpecen y retuercen el miedo en el pecho.
Y duelen los deseos muertos...
duelen como incandescentes rescoldos ardiendo.